Desde los años 90 del siglo pasado, la producción y circulación de pornografía ha experimentado una transición de soportes desde lo material a lo digital. Cuando la imagen pornográfica se inscribía en soportes físicos (revistas, filmes, cassettes VHS), la materialidad de esa imagen coincidía indicial o analógicamente con la materialidad de lo representado: cuerpos y actos sexuados/sexuales. Pero hoy, cuando casi la totalidad del porno se produce o circula hegemónicamente en el registro informático de Internet, podría ocurrir que la velocidad y el fulgor interactivo de las pantallas nos haga perder de vista las condiciones -todavía- materiales de esa producción de la imagen sexual.
Consecuente con esta premisa, las propuestas de obra implicadas en esta exposición hacen colisionar las múltiples dimensiones, políticas y poéticas de sentido que implica lo material en el porno digitalizado: economía, plusvalía, cuerpo encarnado, reproducción técnica, precarización, imagen sexual, papel o rol, poderes y violencias, raza, procesos de producción, servidores, lubricante, colonialidad, circulación de datos masivos, relación suplementaria entre dato y metadato.
De ahí que la insistencia de Andrea Corrales en la “dimensión material de la imagen pornográfica” tome la forma de una resistencia activa contra ese olvido posible, virtual. Me atrevería a describir esta exposición como un proyecto de pornografía aneconómica, que no es del todo pos-porno ni mucho menos anti-porno, sino un intento de interrupción a los flujos de la pornomercancía de Internet, desde el lugar –siempre comprometido- de la disidencia sexual.

Felipe Rivas San Martín

la dimensión material de la imagen pornográfica es una propuesta que juega con la materialidad de los procesos de producción de imágenes pornográficas, tecnológicas y de naturaleza reproducible. también busca seguir el camino hacia los contextos materiales de tales imágenes, de los que son profundamente interdependientes y donde dispositivos de verdad y verificación son indispensables. los imperativos de adaptación identitaria a las máquinas y a las imágenes que éstas desean son también protagonistas, así como los trucos, las luces y los efectos de aquellos momentos presentes que se inscriben en un universo construido que parece tener como único objetivo una experiencia personal, íntima /social y biopolítica en diferido y por supuesto dirigido y registrado por las administraciones del capitalismo. el poder se esconde en las infraestructuras, y así encontramos un mundo erguido sobre fotocopias láser, fotos de carnet, cámaras, lentes, tinta, cables, plástico, guerras, leyes y una larga e interconectada materialidad que ya nos gustaría, fuera fiel a los mandatos de la performatividad determinista concebida por los humanistas. usamos copias para certificar originales, originales para certificar copias. entonces nos quedamos parados, confundidos ante las superficies imaginadas. pero las superficies están inscritas en materialidades complejas que suceden aquí y ahora. la dimensión material de la imagen pornográfica quiere también retar las lógicas humanistas que, aterradas, ven la representación como una copia certificada de lo real: o peor, una promesa de futuro que, al referir al sacro espacio de la sexualidad (un nuevo lugar de reproducción, esta vez de relaciones humanas) produce un grito social como el de aquel que todavía cree que en el espejo y encuentra un reflejo equívoco. también ríe frente a la idea de la imagen como mero espacio de fantasía, exento de la materialidad que lo produce y lo sostiene, literalmente. esta exposición abre una pregunta hacia la estadística -ese opio de las sociedades biopolíticas- en un mundo donde las exigencias materiales producen cuerpos cambiantes, nos encontramos como tristes espectadores ante un método de representación del mundo que sólo produce superficialidades abstractas que en el propio transcurso de su hacer devienen obsoletas a sus propios parámetros. google escucha más rápido que el ministerio de fomento. también, reta la idea de la imagen/texto como forma de "transmisión" de conocimiento/verdad, buscando en cierta manera decepcionar a los expertos y exponer a los curiosos.